La Flor de la Ceguera

Hace muchos años, en la época del Rey alfonso VI, un ciudadano de Toledo tuvo que ocultarse en tierras de Al-Ándalus, en el palacio de un poderoso Señor musulmán, el cual era ciego. El señor lo acogió como un sirviente más y le dio cobijo durante años.

Un buen día, fue llamado ante ese Señor. Temiéndose haber sido descubierto por su pasado, fue sorprendido por la petición que le iba a realizar: sé cual es tu pasado, pero ahora es tiempo de agradecer todo lo que he hecho por ti. En Toledo, existe un paraje al que llaman “El Valle”. Allí, según las antiguas creencias, existe una flor que cura la ceguera, de la cual se desconoce tanto su forma como color, por eso te pido que vuelvas allí y recojas para mí todas las clases de flores que existen.

Durante tres días recogió tantas flores como encontró. A su regreso, el ciego señor probó sin éxito el efecto de todas las flores recogidas. El agradecido siervo se ofreció a regresar a buscar más flores tras observar su tristeza. Sin embargo el Señor se preguntó: ¿llevaste esas sandalias en la recolección? Tras la respuesta afirmativa del sirviente, le pidió sus sandalias, y al acercarlas a sus ojos, los colores, la luz, la belleza de la vida llenaron el corazón a través de los ojos del Señor. El milagro se había producido: solo una flor, tan oculta que no había sido vista antes, era la que contenía el remedio buscado.

Este vino pertenece a una familia arraigada en la tradición, tanto en lo oriundo como en la elaboración de un producto centenario. Esta familia toledana está conformada por varios productos que responden a estas mismas maneras de hacer.

Abordar este proyecto ha sido todo un reto. La bodega necesitaba más que un cambio de imagen para su gama de productos. El naming “Tavera” a pesar de ser un nombre muy vinculado tradicionalmente a la historia toledana, su origen no es precisamente un concepto que se adaptaba a la nueva proyección de la empresa. Por lo tanto, lo primero fue buscar en la historia de Toledo, y que mejor que apropiarse de algunas de las tantas leyendas que se han ido forjando a lo largo de los siglos.

A partir de procedimientos plásticos como la tampografía y acompañado de los recursos técnicos que permiten llevar una propuesta tan artesanal a una etiqueta de vino, se ha conseguido representar una bonita leyenda para acompañar el disfrute de este vino.