El Callejón de los Jacintos
Según cuenta la historia, una noche con luna, Don Diego, un arrogante caballero, acudió a la judería. En su mansión, con la reja bien forjada y tras un muro de jacintos, se cubría ella, Salomé.
Ella lo desprecia y él se llena de ira y desespera su amor tras los jacintos cerrados.
“La luna se está apagando,
La noche es tiniebla pura;
Espectros andan vagando
Por la calleja oscura.”
Don Diego golpea la ventana con un manojo de jacintos, pero Salomé lo rechaza. Un fuerte ruido estalla y el duque Don Diego cae al suelo agonizando, donde los jacintos blanquean el rojo de la sangre brotando.
“Cuando el día amaneció
todos preguntan quién
al duque anoche mató,
unos dicen que fue él,
Otros: No, que el diablo fue,
y otros: castigo de Dios.
Este vino pertenece a una familia arraigada en la tradición, tanto en lo oriundo como en la elaboración de un producto centenario. Esta familia toledana está conformada por varios productos que responden a estas mismas maneras de hacer.
Abordar este proyecto ha sido todo un reto. La bodega necesitaba más que un cambio de imagen para su gama de productos. El naming “Tavera” a pesar de ser un nombre muy vinculado tradicionalmente a la historia toledana, su origen no es precisamente un concepto que se adaptaba a la nueva proyección de la empresa. Por lo tanto, lo primero fue buscar en la historia de Toledo, y que mejor que apropiarse de algunas de las tantas leyendas que se han ido forjando a lo largo de los siglos.
En esta etiqueta ha sido, mas que en otros casos, imprescindible desde el principio la colaboración con producción. Elaborada, al igual que el resto de etiquetas de la familia de vinos Tavera, de manera artesanal en el taller a través de técnicas de estampación como la tampografía y la talla, ha sido determinante seleccionar, tanto el papel, como las novedosas técnicas de impresión necesarias para poder llevar este planteamiento con las máximas garantías de conseguir el producto deseado.