La casilla de Adrián macabeo
En busca de recuperar una forma de cultivar y elaborar un producto tan tradicional, la familia Moratalla ha apostado por la herencia de sus antepasados.
Desde el origen de los viñedos, donde los abuelos construyeron “las casillas” donde almacenar los aperos necesarios para trabajar las tierras. Este vino representa ese homenaje a los antepasados. La casilla, el humo que se eleva simbolizando los que ya se han ido con unas raíces que representan el esfuerzo de la vida que emana y continuará con la tradición.
Una pequeña bodega que apuesta por la continuación de una herencia desaparecida por las difiultades de elaborar en un tiempo en el que el sector de la producción del vino enfocado a su comercialización se centralizaba en otras regiones. El desafío de revitalizar una región que durante siglos ha basado su agricultura el la producción de vinos, hacen de La Manchuela un lugar privilegiado para conseguir poner en valor la riqueza de estas tierras.